miércoles, 23 de abril de 2008

Centro


Cuando Abby era chica, su madre siempre le había repugnado un poco...
el olor a grasa del pelo, el ombligo retorcido como un gusano enrollado
en un agujero, las toallas higiénicas en el canasto del baño, horrendas
como una herida abierta.
Lorrie Moore

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